viernes, 16 de diciembre de 2011

A mi ángel de la guarda

Nunca se había dado cuenta de que te quería tanto, ¿sabes? Nunca antes había echado tanto de menos despertarse y saber de ti, darse cuenta de que mientras estaba dormida tu seguías con ella y que poco antes de que abriera los ojos ya los habías abierto tú para que lo primero que recordara al empezar el día era que tu le querías. No recuerda ningún momento en el que haya necesitado tanto sacarte una sonrisa, sentir que cualquier mueca que pudiera hacer te hiciera reír por unos segundos y que un ‘ñam, que rico’ hiciera que os lo pasarais tan bien. Para esta tarde ningún plan sería mejor que ver una película a la luz de las velas, un poco de leche condensada y por qué no, unas rosas blancas. A veces cree que va a acabar así, recordándote, recordando lo feliz que le hacías y lo feliz que ha dejado de ser desde aquel día en el que te perdió. Dice que te lo debe todo, palabras de ánimo en los momentos difíciles, silencio en los momentos en los que solo se pueda llorar, respeto y esfuerzo para cada día, sueños que hagan confiar en que llegara un día en el que todo salga como esperáis, cuanto le querías. Y ella ni siquiera sabe si la recuerdas, si te gusta pensar en ella y en sus manos, si a las doce de la noche recuerdas que probablemente eche en falta ese beso que dejó de tener hace ya tiempo.... Los días soleados se la ve triste y no hace más que recordar días perfectos en una playa casi desconocida o en un patinete, le brillan los ojos y en alguna ocasión, antes de que pueda evitarlo, una lágrima corre lentamente por sus mejillas, vaya una princesa. Sí, así se sentía ella en aquellos momentos, como si nada necesitara más que una caricia tuya, lo tenía todo y era gracias a ti, está segura.

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