viernes, 23 de diciembre de 2011

En mi lado del sofá (II)


Quieres sumar abrazos, besos y sonrisas, quieres más momentos para recordar, fotos, horas de viaje, lágrimas y miradas; probablemente estés pidiendo a gritos esas palabras, pero él cree que no es lo adecuado. Sé que te da igual lo que el piense, se que le quieres por encima de ello; has demostrado que te duele no poder estar ahí cuando está mal, no poder mirarle a la cara y recordarle que es de lo más grande que has conocido nunca, que no puedes verle llorar sin que tu lo hagas también. Te duele no saber ganar, conseguir que confíe un poco más en el, que se perdone y que se quiera como tú le quieres a él; lo bueno y lo no tan bueno, todo le hace grande. Sonríe para disimular alguna de sus preocupaciones, no le gusta que le vean llorar y no quiere saber que tu velarías al pie de su cama por si le pasara algo, quiere a los suyos por encima de todo y siento que tú te preguntas por qué no formaste parte de su vida de otra forma, quizás así podrías estar para siempre. Tiene unos ojos preciosos pero solo tu piensas que todavía son más bonitos cuando llora, cuando de esa forma te explica lo que pasa por su cabeza, morirías por qué sus brazos fueran lo último que te arropara y sueñas con ese lunar constantemente. Te gusta como baila, los momentos en los que sonríe y también te gusta cuando no entiendes lo que hace, por qué lo hace. Te encanta abrazarle, gritarle que le quieres e insistirle en que no tiene ni idea de hasta qué punto lo haces. Todavía no puedes creerte que ese ángel entrara en tu vida, que fueras tú la que tuviera tanta suerte, que algún día fuiste el motivo de su sonrisa; aunque hace ya tiempo. Cuántas veces me habrás dicho que temes que le duela que le quieras tanto. Cuántas veces te he oído susurrar: venga, va, piensa otra forma, espera e inténtalo mas tarde, tú solo quiérele, recuérdale que siempre estarás ahí. A mí me das envidia, ojala alguien me quisiera así, ojala yo supiera querer así, de verdad sientes que pese a todo mereció la pena, que siempre vas a recordar cada detalle; me gustaría ser tan fuerte para desear luchar así por alguien, tan débil para no querer alejarte pese a lo que pueda hacerte daño, muy poquito daño. Me gustaría ser como tú y resumir la situación con un
‘Lloro porque le quiero, porque me alegra hacerlo, porque quiero dar sin recibir. Lo único que le pedí en aquel aeropuerto fue que no se olvidara de mi y no lo ha hecho; no lo ves? Es que tengo lo que desee, es que ha formado parte de mi vida como nadie lo hará nunca, es que es un trozo de mi vida que no quiero que tire al suelo. Es que es la suerte de mi vida, le quiero y soy feliz con eso.'

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