lunes, 19 de diciembre de 2011

Diario de Brighton

Me he dado cuenta de que el sitio que yo recordaba no es este exactamente, puedo cerrar los ojos y revivir esos momentos pero no están y probablemente no vuelvan a existir: a pesar de ello me gusta pasear por esos sitios que hace un tiempo nos vieron a los dos juntos. Allí estuvo conmigo, el quería entrar en aquella tienda, nos sentamos en esta misma mesa en La Casa de la Pizza, en este mismo cine estuvimos juntos, por allí pasamos los dos, allí nos sentamos con nuestros amigos, aquí me dio un beso, cuando estuve en esta calle me moría de ganas por abrazarle y ahora mientras estoy aquí sentada no dejo de llorar, probablemente le comería a besos en este mismo instante. Me permite seguir en pie el pensar que cuando vuelva todo volverá a ser lo de antes, todo irá como quiero o como necesito, según lo entiendas, aunque no me importa tener que seguir luchando por ello. Supongo que es fácil sentirme así cuando estoy aquí, donde a cada esquina un recuerdo se mete en mi cabeza y no me deja tranquila hasta pasadas unas horas, la verdad es que eso me gusta. He de confesar que no me siento estúpida por llevar un permanente en mi bolsillo todo el tiempo que de vez en cuando utilizo para escribir su nombre en algún sitio de los que estuvimos; el balcón del Brighton Pier donde le llamó su madre, esa piedra de la universidad donde tenemos fotos, la entrada a esa discoteca, la ventana de mi habitación por la que se asomó en algunas ocasiones, la puerta de su casa, el banco en el que estuve con él... Es horrible o precioso, según lo mires: servirá o no servirá de algo... ni lo sé ni tampoco me importa ignorar la respuesta, lo único que sé es que cada día que paso aquí estoy mas segura de lo mucho que le necesito a mi lado, de las ganas que tengo de ser suya, de ir de su mano y de gritarle al mundo que le quiero. Está bien, a ratos lloro y pienso que solo lleno mi cabeza de ilusiones que probablemente no lleguen a ningún sitio, pienso que esas canciones son el principio de otra historia en la que yo nunca seré nada... Supongo que no me queda otra que volver a esa universidad, sentarme frente a la que fue su habitación y pensar que me merece la pena seguir luchando pese a todo, sentarme allí y esperar hasta que le sienta conmigo, una vez más. Si pudiera decirle algo, si tuviera la oportunidad le diría que me perdone, que se los errores que cometí y que jamas volvería a hacerlo, que si intenté olvidarle lo siento y que no hay cosa que fuera a agradecer más que poder dedicar mis días a hacerle feliz, tanto como él hizo conmigo.
Mensaje a California , 191: si le vuelves a ver, será conmigo

No hay comentarios:

Publicar un comentario