martes, 24 de enero de 2012

Reflejos de sirenas

No está segura pero cree que sí. O bueno, tal vez sea que hoy le ha dado por afirmarlo. Fingir que es sincera, vaya. Nadie consigue saber nunca lo que piensa ni por qué lo piensa y eso está claro, o por lo menos a día de hoy. Será por eso que nadie se ha acercado a darle un beso en la frente, nada más llegar de la calle y cuando se tienen los labios fríos, justo como a ella le gustan. Será precisamente porque es la chica misteriosa por lo que nadie le ha ofrecido hoy una piruleta o un sugus, eternamente agradecida si alguno de vosotros hubiera tenido el valor de hacerlo.


Y total que ha acabado echando de menos, y eso que lo tenía prohibido hasta ayer mismo. El olor a café recién hecho, el ruido de la puerta cuando alguien entraba, o salía, los lirios blancos de cada mes, el ruido de la tele y ese libro que aguardaba en la mesilla.

Y a todo esto, el mundo se va a ir a la cama sin saber que hoy no ha sido su mejor día.

martes, 10 de enero de 2012

missin'

Y es esa sensación de tranquilidad y seguridad mezclada con ganas de llorar mientras te ríes de todos aquellos que no tuvieron tu misma suerte. Son canciones que te llevan a esos momentos en los que todo empezaba y en los que ni por asomo pensabas en complicaciones que fueran a destrozarlo y a poner un punto y final. Maldigo los puntos, seguidos y aparte. Pero oye, para que mentir? Me encanta todo esto. Aunque bien, he de confesar que también maldigo a la cobardía, a la comodidad, al rencor, al aparentar, al orgullo y al miedo. Maldigo a todo aquello que impida decir: ¿perdón? No una no, sino quince veces más si hace falta, si es lo que quiero. Y ¿sabéis qué? Que sí, que es lo que quiero. Pase lo que pase y aunque no pase nada... ¿tiempo, horas? Algo más se necesita para acabar con esto, conmigo. Algo más valíamos. Y repito, es lo que quiero.





Supongo que lo que necesito es un poco más de Cerdeña.
Ver esa foto consigue hacer que grite, QUIERO VERANO.

lunes, 9 de enero de 2012

A quince leguas, más o menos

Curioso, muy curioso. Esta mañana me he levantado con la sensación de haber pasado toda la noche riéndome a carcajadas. Aunque bueno, para ser más exacta, éstas eran carcajadas de esas que vienen acompañadas de maldad. Tampoco os penséis, ¿eh? Que yo de mala tengo lo que Pérez Reverte de anodino. Total, que os preguntaréis, supongo, qué es eso que me hace tanta gracia. Digamos que todo un poco y nada en concreto, o sí, yo qué sé. Ni un ápice de dolor por la gentuza que ocupa este mundo, mi mundo, el que yo misma voy a decidir lo más o menos grande que me vaya a venir. Así que nada, visto lo visto y pensando en lo que me queda por ver, he decidido que la única gilipollas a la que permito formar parte de mi vida es a mí misma. Claro, qué remedio.

sábado, 7 de enero de 2012

Y estudio doble carrera

Dicen que dicen que anuncian que existe un peculiar vegetal que hace que te rías de la bruja del día como la cebolla hace llorar. Aunque a mi me sirve con verte a ti, pero vaya. Me voy a presentar, soy la chica que saltea baldosas y no por manía, sino porque hacerles daño me da cosa. La misma que te aplaude así con fuerza nivel intermedio para que te sientas molongui, como de costumbre. Pero tranqui colega, no te emociones. Sube la mano y grita: soy inepto y me río de no se qué. Ojalá te metas tanta mierda que sin más 'pum'.


Y bueno, habla aquí la que cambia de opinión como de bolígrafos. Por eso del desorden y tal. Que lo mismo digo que quiero ser anónima como me da por contar mi vida. Y bueno, que si de algo me falta saber a mi es de cómo vestirte para parecer una guarra y por eso, por eso y nada más, igual empiezo a prestarle atención a lo que nos quieres decir.
A todo esto, espero que las Navidades os hayan servido para algo productivo. Yo, sin ir más lejos, he aprendido que la subnormalidad no se cura. A no ser que leas a Pérez Reverte, entonces cabe la duda.