lunes, 3 de septiembre de 2012

bonjour belle


Decidió dejar su colección de revistas a un lado, sólo durante las próximas tres horas, se dijo. Todo había cambiado, o probablemente fue ella la que había vuelto en sí. Tazas de café apunto de rebosar, libros que prometió volver a leer, largas noches delante de un documento en blanco. 
"Eliminar foto", "desactivar cuenta", es lo que más ha leído durante el último mes. Y es que el olor a verano le anima a eso, a acabar con lo que nunca tendría que haber empezado. El móvil al que llama está apagado o fuera de cobertura..., parece ser que ellos también han decidido lo mismo. 



Bonjour belle
por evitar los "buenos días princesa" que tanto le gustan

lunes, 4 de junio de 2012

a Rubén Darío

La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido el color. La princesa está pálida en su silla de oro; está mudo el teclado de su calve sonoro, y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

jueves, 22 de marzo de 2012

segunda a la izquierda

Y sí, lo cierto es que todos teníamos razón. Todo menos ella que como siempre seguía en su línea de "no querer-que no me quieran-no querer", aunque esta vez parece que se le han torcido un poco las cosas. No pasa nada, dice. Se me volverá a pasar. 


miércoles, 14 de marzo de 2012

I've got a plan

Y lo cierto es que.. que paso. Paso de saber qué pasa con su vida, por lo menos de esta forma. De esa forma, rectifico. Me da igual lo que haga, lo que piense, lo que quiere que vea o entienda. Vaya, sin importancia. Supongo que es lo que acostumbra a pasar, te machacan y requete machacan hasta decir basta. Y eso duele -duele, agota, aburre, enfría-, en una palabra, "ayuda". Y lo mismo pasa conmigo, me machaqué a mí misma hasta que sin comerlo ni beberlo, me levanto un día y resulta que todo vuelve a la normalidad; normalidad que probablemente se remonte a tres o cuatro años atrás, tal vez seis o siete. Creo que entonces te das cuenta de que es primavera, o de que eso mismo nos quiere a dar a entender el tiempo de hoy, de que hay ropa que lleva escondida en el armario seis o siete meses y de que había gastado más dinero en rimmel el último año que ningún otro, probablemente debido a la cantidad de veces que éste acabó por garabatear mis mejillas.



Ella es la típica tía idiota, difícil o imposible, insoportable en alguna ocasión. La que justo se calla lo que ellos quieren escuchar, y así les va. Ponerse morena, ¿morena para quién? para ella misma, suponemos. La tía, que además de idiota es egoísta.

Y oye, ya lo siento pero no puedo evitar empezar hablando de una cosa y acabar escribiendo sobre otra. Yo qué sé, las comparaciones son odiosas pero

miércoles, 29 de febrero de 2012

mentira número 546

Reír, reír a carcajadas, putas carcajadas. Reírme en la cara de alguien, en la mía, por eso de "mírate a ti y luego hablamos". Y si no es reír el verbo adecuado para esta clase de días, supongo que será algo un tanto más belicoso, o agresivo, para que me entendáis. Total, que no tengo ni la más mínima intención de dejar constancia de lo que está pasando por mi cabeza en lo que a él se refiere. A él o a ellos, lo mismo da que da lo mismo.


No sé, me da por pensar que los mejores días son los que transcurren como otro día cualquiera, que no los marcaré en mi calendario con un permanente, todo sea dicho, pero que con el paso de los meses se resumirán con un "que lo bueno dura poco y lo bueno se hace esperar". Pero por ahora todo es mucho más rápido, digo más de lo que debería pero a la vez callo más de lo que había planeado y todo eso "por desgracia para mi y por desgracia para otros", si con otros me refiero a los que han decidido no compartir mis días. Tan rápido que no tienen ni tiempo de cambiar el color de sus uñas antes de acostarse, tan rápido que habla con ella sin mirarle a la cara porque es demasiado cobarde. Pero vaya, que luego resulta que se despiden y a los diez segundos le da por pensar en ella y entonces, sólo entonces, se da cuenta de que no recuerda cuántas pecas tiene alrededor de los labios. Aunque bueno, para mayor dramatismo apuesto a que nunca se ha fijado.



Siento aversión por la sociedad en la que vivo, pasas por el lado de alguien que probablemente necesite de una tarde jugando a las cartas, cosa que le resulta imposible porque no tiene con quién. Y oye, vaya casualidad porque resulta que tú también necesitas compañero para esa tarde. Pero claro, en Zaragoza nadie tiene agallas para hacerse el loco un par de horas o una tarde, dependiendo de cómo vaya la cosa. Claro, que luego son capaces de desear desesperadamente meterle el pepino a cualquiera que vaya lo suficientemente bañada en maquillaje. Y ya me perdonaréis por la expresión, pero es lo que más he escuchado en las últimas horas.

Vaya, que te den por saco. Aunque visto lo visto, parece ser que se te complican las cosas. Y qué cosas.

lunes, 27 de febrero de 2012

Exceso de cafeína



Adivinad. Típico o mítico día en el que meto la pata hasta el fondo. O lo que no es lo mismo, día en el que llegan las consecuencias derivadas de lo que hice esos días en los que sí metí la pata hasta el fondo. Sea lo que sea, hoy ha sido un día cojonudo. Cojonudamente asqueroso. Y oye, manda narices la cosa, porque aunque no os extrañe -cosa que sería lo más normal del mundo-, todo ha sido culpa mía. Bueno, "culpa". Y digo culpa entre comillas porque en mi opinión -humilde opinión- no he llegado a hacer nada lo suficientemente atroz como para añadirlo a la lista de cosas anormales o innecesarias, para ser menos dura conmigo misma, que acostumbro a hacer. Y eso, que maldito sea aquél que escribió el libro de las estadísticas que nunca fallan. Que cuando llevas una semana en el auge de lo que viene siendo tu vida, tu aburrida vida, todo se va al garete, a la porra o como queráis decirlo según el cabreo que llevéis encima.

viernes, 3 de febrero de 2012

Enviar a la papelera de reciclaje

Soy yo, Neila. Aunque no la misma Neila que desperdició un mes entero de verano escribiendo mensajes a California. Podría contar toda la historia para acabar diciendo "Y claro, pensé que escribieno a la nada, como una completa imbécil, arreglaría algo", maldito exceso de tiempo libre. Pero vaya, que no lo voy a hacer, para qué si ya se me han olvidado la mitad de las cosas. Estudio en Zaragoza, esa ciudad que año y pico después sigo sin entender del todo... parece ser grande y estar repleta de callejuelas increíbles pero claro, nunca dispongo del tiempo suficiente como para ir a comprobarlo por mi misma, así que me conformo con ver lo que puedo desde el autobús que me lleva a Delicias. Un poco triste, lo sé. Y más si tenemos en cuenta que lo que pretendía con mi mudanza era meterme en una ciudad más grande que Tarragona, o al menos relativamente grande. Metas a corto plazo Neila, decía el abuelo mientras yo le contaba lo que iba a ser de mi vida universitaria. Y claro, me he dado cuenta un poco tarde de lo que él quería decirme exactamente con eso.


No volver a manchar la mesa con la taza del café, colgar el abrigo en cuanto entro a mi cuarto, mantener los apuntes ordenados medio día, ni que sea, no insultar durante las próximas dos horas y media si por insultos entendemos palabrejas de calibre "memo-estúpido-becerro-alelao". Por algo se empieza. Conseguir aprenderme un chiste de memoria, a parte de ese que decía algo así como "Y entonces cogía un plátano, le echaba sal y lo tiraba por la ventana porque los plátanos con sal no le gustaban". Chiste que por cierto todavía consigue que llore de la risa, qué cosas.

Notas. recuerda que a finales de marzo puedes empezar a ponerte como un tito.

Maldito verano, ¡cuánto tardas!

martes, 24 de enero de 2012

Reflejos de sirenas

No está segura pero cree que sí. O bueno, tal vez sea que hoy le ha dado por afirmarlo. Fingir que es sincera, vaya. Nadie consigue saber nunca lo que piensa ni por qué lo piensa y eso está claro, o por lo menos a día de hoy. Será por eso que nadie se ha acercado a darle un beso en la frente, nada más llegar de la calle y cuando se tienen los labios fríos, justo como a ella le gustan. Será precisamente porque es la chica misteriosa por lo que nadie le ha ofrecido hoy una piruleta o un sugus, eternamente agradecida si alguno de vosotros hubiera tenido el valor de hacerlo.


Y total que ha acabado echando de menos, y eso que lo tenía prohibido hasta ayer mismo. El olor a café recién hecho, el ruido de la puerta cuando alguien entraba, o salía, los lirios blancos de cada mes, el ruido de la tele y ese libro que aguardaba en la mesilla.

Y a todo esto, el mundo se va a ir a la cama sin saber que hoy no ha sido su mejor día.

martes, 10 de enero de 2012

missin'

Y es esa sensación de tranquilidad y seguridad mezclada con ganas de llorar mientras te ríes de todos aquellos que no tuvieron tu misma suerte. Son canciones que te llevan a esos momentos en los que todo empezaba y en los que ni por asomo pensabas en complicaciones que fueran a destrozarlo y a poner un punto y final. Maldigo los puntos, seguidos y aparte. Pero oye, para que mentir? Me encanta todo esto. Aunque bien, he de confesar que también maldigo a la cobardía, a la comodidad, al rencor, al aparentar, al orgullo y al miedo. Maldigo a todo aquello que impida decir: ¿perdón? No una no, sino quince veces más si hace falta, si es lo que quiero. Y ¿sabéis qué? Que sí, que es lo que quiero. Pase lo que pase y aunque no pase nada... ¿tiempo, horas? Algo más se necesita para acabar con esto, conmigo. Algo más valíamos. Y repito, es lo que quiero.





Supongo que lo que necesito es un poco más de Cerdeña.
Ver esa foto consigue hacer que grite, QUIERO VERANO.

lunes, 9 de enero de 2012

A quince leguas, más o menos

Curioso, muy curioso. Esta mañana me he levantado con la sensación de haber pasado toda la noche riéndome a carcajadas. Aunque bueno, para ser más exacta, éstas eran carcajadas de esas que vienen acompañadas de maldad. Tampoco os penséis, ¿eh? Que yo de mala tengo lo que Pérez Reverte de anodino. Total, que os preguntaréis, supongo, qué es eso que me hace tanta gracia. Digamos que todo un poco y nada en concreto, o sí, yo qué sé. Ni un ápice de dolor por la gentuza que ocupa este mundo, mi mundo, el que yo misma voy a decidir lo más o menos grande que me vaya a venir. Así que nada, visto lo visto y pensando en lo que me queda por ver, he decidido que la única gilipollas a la que permito formar parte de mi vida es a mí misma. Claro, qué remedio.

sábado, 7 de enero de 2012

Y estudio doble carrera

Dicen que dicen que anuncian que existe un peculiar vegetal que hace que te rías de la bruja del día como la cebolla hace llorar. Aunque a mi me sirve con verte a ti, pero vaya. Me voy a presentar, soy la chica que saltea baldosas y no por manía, sino porque hacerles daño me da cosa. La misma que te aplaude así con fuerza nivel intermedio para que te sientas molongui, como de costumbre. Pero tranqui colega, no te emociones. Sube la mano y grita: soy inepto y me río de no se qué. Ojalá te metas tanta mierda que sin más 'pum'.


Y bueno, habla aquí la que cambia de opinión como de bolígrafos. Por eso del desorden y tal. Que lo mismo digo que quiero ser anónima como me da por contar mi vida. Y bueno, que si de algo me falta saber a mi es de cómo vestirte para parecer una guarra y por eso, por eso y nada más, igual empiezo a prestarle atención a lo que nos quieres decir.
A todo esto, espero que las Navidades os hayan servido para algo productivo. Yo, sin ir más lejos, he aprendido que la subnormalidad no se cura. A no ser que leas a Pérez Reverte, entonces cabe la duda.