viernes, 9 de diciembre de 2011

A las 00:00, cada noche

Le gusta, le encanta llorar por ti todavía... no le importa llorar al ver las fotos que os sacasteis en aquel entonces, no le importa estar mal por ti y arrepentirse una vez más por lo que no hizo en el momento oportuno, por aquellas fotos a las que dijo no. No le importa perder el tiempo en ordenar palabras en su cabeza que intenten justificar los errores, aquellos que hoy le distancian de ti, más todavía, día a día. Si por lo menos durante un segundo pudiera sentir de nuevo lo mismo, le hiciste la persona más feliz del mundo, en todo momento, y hoy te lo agradece, te pide a gritos que vuelvas para arroparla, una noche más. Ella cree que no la recuerdas, que el tiempo borró vuestros buenos momentos, ve y dile que no es así, que tú también te acuerdas de ella. A veces piensa que todo volverá a ser como antes, que le merece la pena esperar a ese día en el que necesites parte de ella para ser feliz. No sabe cómo, pero muchas veces le apetecería recordarte que también hubo momentos que seguramente ni tú ni ella cambiaríais por nada, nunca. Siempre le quedará la esperanza, la misma que cuenta, tú demostrabas tener cada día... En este preciso instante es posible que esté derramando alguna lágrima, al recordar tus gestos, tus palabras, tus costumbres. Yo le he dicho cientos de veces que la vuestra es la historia más bonita que jamás había escuchado, ni te imaginas la de veces que le he pedido que me volviera a repetir las historias de siempre, esas que ella guarda con tanto cariño; vuestros más, vuestro menos, vuestros secretos. Entre sollozos suele decirme que así es feliz, que necesita recordar todo aquello para seguir adelante, no le importa caminar de espaldas si así puede verte. Imagínala, como siempre, la de cada mañana, la que corría a ti cuando le pasaba algo en busca de refugio, sigue queriendo de ti, sigue soñando despierta antes de dormirse, todavía confía en que se cumplan aquellas promesas. Si todavía no es el momento, espera, yo seguiré cuidando de ella pero recuérdala de vez en cuando, no temas llorar por quererla tanto, todavía piensa que eres su ángel de la guarda.

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