viernes, 15 de abril de 2016

Aprendiendo a respetarte

Querer a alguien es respetar, respetar . "No le quieres si no le dejas ser quien es", cuántas veces me dijeron eso. Y hoy lo he entendido, por fin, el hecho de que siempre había estado equivocada (aunque ya llevaba tiempo haciéndome a la idea). Lo he entendido cuando te he tenido aquí, después de tantos días sin vernos pero queriéndolo; sentado frente a frente y hablando como si nada. Llamaste a la puerta y te invité a entrar, sin levantar la mirada de mi MacBook. Te quiero. Y me quiero cuando estoy contigo. Y no me gusta ser mejor versión cuando estoy contigo, porque qué será de mí cuando no estés. Qué va a ser de mí ahora. 

Y te has sentado en la butaca de enfrente, mientras yo, tumbada y sin poder o querer moverme, quién sabe, empezaba a distraerme. No era evitable mirarte, ni reírme por mucho que doliera (por la operación del otro día), ni las ganas de abalanzarme sobre ti, para acurrucarme en tu pecho una vez más a ver esas películas que nunca conseguía terminar de ver. Inevitable era querer que me besaras, y besarte. Pero solo un poco, que ya sabes que contigo me gusta más que des que dar. Y por eso me alejo de ti, para ver si esas ganas de besarte crecen, para ver si te necesito conmigo o si te necesito 
para mí, que no es lo mismo.


Si sigues teniendo mis llaves es porque quiero, a quién pretendo engañar; y es que de llegar a exigirte que me las devuelvas, fría y pausadamente, no dudes que estoy en uno de esos esfuerzos por parecer mayor, decidida y razonable. Pero qué entiendo yo de razón ahora, si cuando estoy contigo es cuando mejor entiendo las cosas. Y ya sabes qué miedo me da eso.

"respetar" en minúsculas, porque la palabra lo dice todo. Todo lo que aprendí desde que apareciste aquí, y por favor, vuelve. Búscame. Porque hoy soy cobarde para gritar que te quiero, pero lo hago, y muy fuerte. Todo el rato. Y qué miedo. 


Querer es respetar. Y tú me quieres. Pero yo voy a quererte todavía más. 

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